Bienvenidos nuevamente al Blog de "El Alfarero"!!
Perdonen la inactividad, pero estuvimos trabajando a full para la jornada de chicas!!!
Ahora al fin les podemos decir Bienvenidas chicas a esta hermosa familia! Esperamos verlas seguido, trabajando en sus comunidades y en mejorar su vida cristiana!! Desde el alfarero queremos decirles que nuestras oraciones están siempre con ustedes.
Gracias a cada una por dar un paso al decir que si a vivir este hermoso encuentro.
Redes Sociales:
El Alfarero esta copando todas las redes sociales!! Ahora no tenes excusa para hacernos llegar tu pedido de oración o compartir tus ideas!!
Tampoco podes decir que no podes hablar con nosotros, ya que si estas viendo esto desde tu pc, en la sección izquierda del sitio vas a ver una caja de chat en donde podemos hablar y como siempre tenes el mail de la revista y la caja de comentarios abajo de la publicación! Que esperas? Estamos ansiosos por leer lo que tengas para decirnos!!
- Por el equipo y el rodaje de la 5ta jornada de varones que pronto va a empezar sus actividades
- Por el apostolado de cada persona, para que Cristo los acompañe mas allá de las dificultades del día a día
- Por las familias, los noviazgos y las amistades, para que siempre busquen Jesús
- Por quienes son perseguidos por profesar su fé
- Por las jornadas que se realizan cada fin de semana en todo el mundo.
- Por las personas que necesitan un trabajo, que gracias a Cristo puedan conseguir uno para dar de comer a sus familias.
- Por todos los jóvenes de nuestra sociedad para que desoigan el gusto a las drogas y a la vida fácil
- Por la salud de Hector Pedernera y por la de la pequeña Martina de 5 meses.
- Por el alma de Miriam Elizabeth Blanco, y por el consuelo de toda su familia en este momento dificil.
- En agredecimiento por el natalicio de Clara Ameli Ramirez, para que jesucristo la guie en su camino y la proteja en todo momento.
Lectura del día Domingo 12 de Junio del 2016:
Lectura del día Domingo 12 de Junio del 2016:
Lecturas del Domingo 11º del Tiempo Ordinario - Ciclo C
Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (12,7-10.13):
En aquellos días, Natán dijo a David: «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Yo te ungí rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de tu señor, puse sus mujeres en tus brazos, te entregué la casa de Israel y la de Judá, y, por si fuera poco, pienso darte otro tanto. ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías."»
David respondió a Natán: «¡He pecado contra el Señor!»
Natán le dijo: «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.»
Palabra de Dios
Salmo
Sal 31,1-2.5.7.11
R/. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado
Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito. R/.
Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R/.
Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. <R/.
Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R/.
Segunda lectura
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,16.19-21):
Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús. Por eso, hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por cumplir la Ley. Porque el hombre no se justifica por cumplir la Ley. Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. Pero, si la justificación fuera efecto
Palabra de Dios
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,36–8,3):
En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió: «Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa, no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.
Palabra del Señor
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